Quisiera compartir con todos vosotros la
alegría que experimenté el día de la presentación de mi último libro, “El club
de los Superman. El día a día de los niños y niñas superdotados”.
Cuando uno acaba de escribir un libro se
siente un poco huérfano, pero cuando se celebra la presentación el sentimiento
se convierte en orgullo, ganas de compartir lo que has aprendido mientras
trabajabas en aquellas páginas, mucha humildad y muchísimos nervios…
En la magnífica librería Documenta de
Barcelona nos reunimos una cincuentena de personas. Algunos amigos, algunos
colegas, algunos familia, algunos incluso desconocidos, todos interesados en el poco explorado
mundo de las altas capacidades. Por eso, la provocación buscada en el título:
estos niños no son supermanes, ni falta que les hace.
Me sentí muy arropada con las
intervenciones del doctor Javier Berché, pionero en España en la identificación
de estos niños, y del periodista Lluís Martínez, con una larguísima trayectoria
a sus espaldas. El director de la colección 360 Reportajes, Jordi Juste, moderó
el acto, que acabó con una tertulia en la que participó mucha gente.
Hablamos de los prejuicios que todavía
pesan sobre la realidad de las altas capacidades, de las propuestas de
intervención en las escuelas, y, sobre todo, de cómo se vive la vida cotidiana
con un niño que a los 3 años ya quiere saber, por ejemplo, “quién fue el primer
hombre de la Tierra”.
Volvimos a reivindicar el sentido del
humor, la visión positiva y constructiva, y la posibilidad de vivir como un
reto y como una oportunidad preciosa el hecho de la diferencia. Porque todos
los niños tienen un potencial que, si no se cultiva, se pierde. Y hay que
disfrutar del camino. Todos juntos.
Y dejadme acabar con una broma: cuanto más sabe uno de algo, más se da cuenta de lo mucho que le queda por aprender. Por eso me gustó la casualidad que propició la informática cuando, al final del acto, nos recordó la importancia de estar siempre actualizados:
Muchísimas gracias a todos por hacerme
sentir tan acompañada y tan apoyada en este terreno que a veces es inhóspito y
solitario. Muchas gracias.
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